
Todo ciudadano de cualquier ciudad del mundo que utilice las soluciones de transporte público que ofrece el estado o municipalidad local, sabe que hay que soportar alguna incomodidad, por bien pensado y administrado que esté dicho sistema. Siempre habrán filas, buses o vagones llenos, y los correspondientes pisotones y empujones. Son sistemas para uso de las masas. Sin embargo, EN OTRAS LATITUDES, si se viaja en horas de tráfico mas relajado, las condiciones son amenas: hay puesto, seguramente hay aire acondicionado, uno puede distraerse viendo el paisaje o a los demás pasajeros, leer un periódico y conversar relajadamente, planear el resto del día en razonable comodidad, sin mayores preocupaciones. EN OTRAS LATITUDES no hay motivo para pensar que no se llegará en una sola pieza a su destino. Una vez ya se haya asegurado que su asiento esté limpio, su mayor preocupación EN OTRAS LATITUDES será el tratar de no quedarse dormido en medio de tanta paz, tranquilidad y seguridad.
Digo EN OTRAS LATITUDES porque el panameño difícilmente puede dormirse en un bus, porque desde que sube los escalones maltrechos hasta bajarse en su destino, el usuario panameño del transporte público TEME POR SU VIDA.
Al volante está un SER HUMANO que vive una dura realidad. Tiene que cumplir con una cuota diaria que sin faltantes espera su jefe, el dueño del bus. Despues de la cuota, tiene que ganarse lo suyo, con suerte 15 dólares diarios, que no permiten seguro social ni mayores prestaciones. Tiene que lograr esto compitiendo contra otros conductores de otros buses, cuyos otros jefes tambien exigen su cuota diaria. No hay regulación que haga que cumplan horarios, o que se repartan las rutas para hacer eficiente el servicio. Este SER HUMANO tiene que llevar algo a su casa, y esto resulta en las regatas que nos hacen tragar duro y aferrarnos a nuestro asiento, a la barra precariamente atornillada al techo, y al pasajero de al lado.

A bordo viajan al menos otras 60 almas, unos cierran los ojos, otros ven el suelo a través de agujeros en el piso, otros insultan al chofer y al pavo, todos rezan entre dientes. ¿Chocaremos?¿Se saldrán las ruedas traseras?¿Se prenderá en llamas?¿Dónde está mi cartera?
La música a ensordecedor volumen se vuelve la menor de las preocupaciones. Desde las ventanas, ojos llenos de esperanza cotizan autos nuevos y usados de negocios a lo largo de la ruta. Y es que en la mente del panameño, el transporte público es sólo la solución temporal, nadie quiere soportar ese mal a diario por muchos años. No importa de cuanto sea la deuda o la letra mensual, siempre que se pueda evitar subir otra vez a esas trampas de muerte.
El que viaja en auto particular vive el peligro que implica estar afuera de estos buses. Sedanes se vuelven papelillo bajo sus ruedas, y con estos endemoniados al volante cualquier cosa puede pasar. O bien en cualquier momento podemos ser aplastados por un tren trasero que rebeldemente decide independizarse del bus por mal mantenimiento. Esto se ha visto cientos de veces.
Como sistema, son el más flagrante ejemplo para el mundo de lo que NO se debe hacer en materia de transporte público. El grafismo del FokinBUS® no critica sòlo a los diablos rojos, critica a un sistema inseguro, desfasado, ineficiente. Critica la existencia de una auténtica mafia de dirigentes transportistas que hacen con el sistema lo que les parece, con dueños y accionistas enquistados en el órgano legislativo, y en las mismas autoridades a cargo de regularlos. Han permanecido sólo por el temor que le infunden a la clase gobernante.
Últimamente hemos visto esbozado el plan para modernizar el transporte y eliminar estos males, pero es nuestra responsabilidad como ciudadanos permanecer vigilantes para que de verdad se den estos cambios. Merecemos viajar seguros. Merecemos ser tratados con respeto. Merecemos un sistema de transporte de primer mundo. ¡FIN A LOS DIABLOS ROJOS!
Digo EN OTRAS LATITUDES porque el panameño difícilmente puede dormirse en un bus, porque desde que sube los escalones maltrechos hasta bajarse en su destino, el usuario panameño del transporte público TEME POR SU VIDA.
Al volante está un SER HUMANO que vive una dura realidad. Tiene que cumplir con una cuota diaria que sin faltantes espera su jefe, el dueño del bus. Despues de la cuota, tiene que ganarse lo suyo, con suerte 15 dólares diarios, que no permiten seguro social ni mayores prestaciones. Tiene que lograr esto compitiendo contra otros conductores de otros buses, cuyos otros jefes tambien exigen su cuota diaria. No hay regulación que haga que cumplan horarios, o que se repartan las rutas para hacer eficiente el servicio. Este SER HUMANO tiene que llevar algo a su casa, y esto resulta en las regatas que nos hacen tragar duro y aferrarnos a nuestro asiento, a la barra precariamente atornillada al techo, y al pasajero de al lado.

A bordo viajan al menos otras 60 almas, unos cierran los ojos, otros ven el suelo a través de agujeros en el piso, otros insultan al chofer y al pavo, todos rezan entre dientes. ¿Chocaremos?¿Se saldrán las ruedas traseras?¿Se prenderá en llamas?¿Dónde está mi cartera?
La música a ensordecedor volumen se vuelve la menor de las preocupaciones. Desde las ventanas, ojos llenos de esperanza cotizan autos nuevos y usados de negocios a lo largo de la ruta. Y es que en la mente del panameño, el transporte público es sólo la solución temporal, nadie quiere soportar ese mal a diario por muchos años. No importa de cuanto sea la deuda o la letra mensual, siempre que se pueda evitar subir otra vez a esas trampas de muerte.
El que viaja en auto particular vive el peligro que implica estar afuera de estos buses. Sedanes se vuelven papelillo bajo sus ruedas, y con estos endemoniados al volante cualquier cosa puede pasar. O bien en cualquier momento podemos ser aplastados por un tren trasero que rebeldemente decide independizarse del bus por mal mantenimiento. Esto se ha visto cientos de veces.
Como sistema, son el más flagrante ejemplo para el mundo de lo que NO se debe hacer en materia de transporte público. El grafismo del FokinBUS® no critica sòlo a los diablos rojos, critica a un sistema inseguro, desfasado, ineficiente. Critica la existencia de una auténtica mafia de dirigentes transportistas que hacen con el sistema lo que les parece, con dueños y accionistas enquistados en el órgano legislativo, y en las mismas autoridades a cargo de regularlos. Han permanecido sólo por el temor que le infunden a la clase gobernante.
Últimamente hemos visto esbozado el plan para modernizar el transporte y eliminar estos males, pero es nuestra responsabilidad como ciudadanos permanecer vigilantes para que de verdad se den estos cambios. Merecemos viajar seguros. Merecemos ser tratados con respeto. Merecemos un sistema de transporte de primer mundo. ¡FIN A LOS DIABLOS ROJOS!
Parada chof!,
ResponderEliminargrita un usuario
pilla lo tuyo
no es un denario
son 25 Centavos de dolar
pagados al conductor
la aventura apenas comienza
estimado lector
arranca la emocion
agarrence fuerte señores
a ver si llegan a salvo
a sus direcciones
rechinan los hierros
el volumen estridente
el chiquillo impertinente
el olor inconsecuente
apretujos, pisotones
rochinback y bofetones
sudados y agitados
en sus diablos montados
asi viaja el panameño
a merced de este sistema
aprendiendo lenguaje meña
para perder lo que no se empeña
si!, el alma en vilo
o mas bien en un hilo
el 007, te lleva 20 minutos
hunde el pie como gatillo
ya no alargo el estribillo
la vieja de la "Prado" se asusto
el del "Picanto" se estremecio
porque el DIABLO ROJO PASO!
llovio, las ventanas arriba, sin aire acondicionado y alguien comio poroto y se pello!.
ResponderEliminarcuando eliminan estos buses x Dios.
ya aumentaron el pasaje de los buses de chorrera un cuara más = 25c